
Veo adelante un agujero que no puedo comprender, me paré de puntas de pie
para ver mejor, me agaché para buscar otro ángulo, sin embargo mis pequeños esfuerzos no dan resultado. Será acaso como bien escribiste o esta vez es diferente? Dejo entonces de mirar hacia adelante y me siento a meditar. La sensación no es muy agradable, ese agujero que veía adelante ahora se me metió en la barriga. Me fui entonces a buscar ayuda, agarro viaje con los amarilli, hablé con Paco, con el Chan, con Luigi, con Rico, con El Pelu, con el Moti, con el Chino, con Nacho, con el Negrito, con Aki, con Mati, con Javi, con Facu, con MacMartin y hasta le pregunté al Primo Humbert y nadie me pudo responder, es más todos estaban iguales. Pero la respuesta estaba ahí delante mío, cada vez que preguntaba. Cuando le pregunte a uno este me dio un abrazo, otro me dio un gobelete rebosante de vino, otro me prestó su hombro, otro me contó alguna anécdota y otro me hizo reír. Y ahí nomás mire para adelante de nuevo, a ver si ese agujero estaba ahí todavía, en principio me sorprendió que si, pero luego me di cuenta que si bien la pena era enorme también era necesaria. Una de las cosas más importante que me ha enseñado Amarilli es vencer la adversidad, pero no dejar de lado, mas bien aferrarse de ella con el fin de no dormirse jamás, de aprovechar cada momento y lo más importante de todo a NO OLVIDAR.
Hermano mio eres, aunque los linajes y los nombres nos separen. Y desde
este momento en adelante haré mi mas grande esfuerzo para honrarte, camarada.