Nadies y Alguienes
Estaban los nadies reunidos todos juntos. Nadie sabia quien el otro era, porque todos eran nadies. Se habían reunido, celosos de los Alguien, quienes se conocían y se sabían todo entre ellos, para cambiar de una vez por todas y de manera definitiva con esa soledad, indiferencia y vacuidad que persiguen a los Nadie.
Muchas propuestas quedaron sueltas, no porque no fuesen buenas ni útiles, solamente porque no había alguien que las tuviese en cuenta, alguien que las oyese. 7 horas y 9 días los nadies hablaron, pero cada uno desde su isla, cada uno era un Robinsón sin su Viernes.
Ideas iban y venían. Algunas eran de las más sorprendentes, otras de las más absurdas, como aquella de acabar con todos los alguien, para así, por propiedad transitiva dejar de ser un Don Nadie. Nadie las tenia en cuenta. Así fue, hasta que dejaron de preocuparse de ser nadies cuando empezaron a ponerse y llamarse con nombres, y fue ahí cuando su preocupación aumento porque ahora no sabían como era ser alguien.
Texto: Sebastian "Negro" Codina
Dibujo: Master Blender
Notas a la Deriva
No encontré los papeles, la verdad no recuerdo haberlos visto nunca entre mis cosas.
¿Para qué los guarde tanto tiempo? ¿Para qué los necesitaba?
Supongo que, como muchas cosas que uno hace, tiene una respuesta simple y obvia:
miedo a la muerte.
Siempre pasa lo mismo, aunque crea que se le ha pasado por encima, la muerte siempre
nos impulsa. Aunque tan solo sea al decir "No pienso morirme sin hacer esto".
Hay que aprender a respetar a la muerte por lo que es: algo inevitable y necesario.
Necesitamos morir para que otros puedan tener las mismas oportunidades que tuvimos
nosotros. Para que la gente siga naciendo.
La muerte, aunque algunos no quieran verlo, es un motor que mueve a la humanidad.
Texto: Paco Bracaia (http://estadoalfaz.blogspot.com/)
Dibujo: Master Blender
Cabellos Olvidados
Reposan en el suelo como serpientes al asecho,
Se deslizan por la pileta del baño con pena,
Intentan esconderse en vano,
Pues su rojicidad los delata.
Huérfanos y abandonados,
Por la despistada mujer que los llevaba,
Se entrometen en todos los intersticios del departamento.
Buscando alguna otra cabellera donde reposar,
O algún pulóver donde quedar prendidos.
Aunque saben que ningún otro lugar,
Va a ser más placentero y calido,
Que la cabellera de aquella mujer.
Poesia: Facundo Frenquelli
Dibujo: Master Blender
